Así dice el estribillo de "
Terra", de Caetano Veloso, lo titulo así por que fue lo que me vino a la cabeza una noche en la proa del barco navegando por los canales. Pero voy a entrar en materia porque después de tantos días tengo mucho que contaros.
Como os decía en mi último correo, según lo previsto embarcamos el martes a las 7 y apenas una hora más tarde estábamos zarpando de Puerto Montt, una mañana esplendida, el mar como una balsa de aceite, hay que tener en cuanta que en realidad es un mar casi interior, que forman entre la costa de Aysen y el archipiélago de Chiloé, a la tarde rebasamos el archipiélago pero apenas se notó, al final día empezamos la navegación por los canales patagónicos, el atardecer con el sol que hacía fue todo un espectáculo.
A la mañana siguiente amanecimos surcando el Pacifico en mar abierto, el ferry se movía para todos los lados y la gente empezaba a caer rendidos por el mareo, por la tarde cruzamos el golfo de Penas, que aquí se considera algo así como La Marola, "quien lo pasó, pasó todos los mares". Ahí aparecieron un grupo de delfines, jugando con la nave, se dejaban adelantar para luego arrancar velozmente y cruzarse por delante en una cabriola, luego unos atunes saltando sobre las olas, una orca que desafió al barco hasta darse cuenta del tamaño de lo que se le venía encima y corrigió bruscamente su rumbo. Por la tarde volvimos a los canales, al de Messier, el más profundo, llega hasta los 1.200 m., así pasó el día, mirando el mar y la fauna que iba apareciendo.
El tercer día fue el más entretenido, al amanecer recalamos en Puerto Edén, una base militar con alrededor de 250 habitantes, en su mayoría kaweskar, de los cuales subieron al barco un par de familias de viaje hasta Puerto Natales. Os cuento más sobre ellos porque me parece interesante, los kaweskar, como a ellos les gusta que les llamen aunque le nombre que le dieron los conquistadores fue el de alacalufes, junto con los yamanes (yaganes), eran tribus canoeras, realizaban toda su vida subidos en una canoa navegando por los canales, allí cazaban lobos marinos, pescaban, dormían, comían y parían. Mantenían en el centro de la misma canoa, hecha con un sólo tronco, una hoguera que les calentaba y les permitía cocinar. Se daban por extinguidos, hasta que en 1930 cuando se montó la base militar descubrieron que vivian un grupo muy importante de ellos. En 1950 en gobierno decidió asentarlos, les construyó casas, los escolarizó, ese fue el fin de su vida nómada, luego el alcoholismo y las enfermedades hicieron el resto, hoy quedan alrededor de 200, de los cuales sólo 5 son puros. De los yamanas sólo queda una anciana en Punta Arenas, las otras tribus desaparecidas eran los selknam (onas) y los aonikenk (tehuelches), que habitaban las montañas y las estepas, de los cuales no queda ningún rastro, a ello contribuyeron las cacerías que se organizaban hasta el siglo XX y que el mismo Darwin los hubiera calificado de sub-humanos.
A media mañana llegamos al glaciar Pío XI, el más grande de América, tenéis fotos en el nuevo álbum:
http://picasaweb.google.com/rafaelperseguidor/PatagoniaBueno os dejo que me cierra el ciber, mañana más